Oiga, señor, la pared, el punto; la pared y el punto, se miran a los ojos: la piedra silba en ese silencio, es un niño. El aire encontró un hueco en una buena charla, es el polvo. En la fotografía todos se estrechan las manos y se guiñan los ojos entre sí. Pero alguien al fondo se toma una copa de vino, celebraba otra fiesta. Pero, el confeti es para todos, señor.