Cigarros y zona de confort o una reflexión aparentemente importante después de checar tarjeta.

Bien, llegaste con los zapatos de los días todos hasta el cuello, con las manos como queriendo encontrar otra cosa que no sea pelusa en el bolsillo –justo en donde la moneda que no sobra nunca estando ahí, tampoco sirve para completar un viaje lejos de lo mismo–, en un hueco: lo de menos. Bien, trabajo constante –remuneración pequeña–, expectativas crecientes, los tres cigarros antes de casa, (los zapatos hasta el cuello). Llegas, deseoso del sofá-televisor-cama-dormir. Grandes sueños te acontecen despierto: cruzar por debajo de la puerta antes que tu sombra, y primero que la luz del poste llegar hasta la puerta del éxito y cruzarla. –Las manos en un hueco– Sonríes entonces, como si el triunfo, como si tú. Bien, duerme.