Toco la guitarra en la punta del alfiler. La nave del anciano tiene un corazón de bebe en su motor: 6 de la tarde, las nubes eran negras en la superficie del lago. Decide, qué harás con tanta música. No todos somos de hule ni de esponja. Te esperare allá adentro: la grabadora está encendida para un silencio aplastante.