Correr, asomarse. La avenida, el hueco. En serio, ¿debería creerte? Alguna vez un azul me habló del rojo nocturno en la oscuridad. Usé la máquina: me salieron canas: giraba el espejo, la gasolina se volvió la fantasía. Y no hay tal sustancia. Debería oler bien en caso contrario. Pero la avenida. Sí, pero el hueco. Estás sujeto a las palabras. Estoy sujeto a los espejos.